One of the lies that has been spread about regarding 'reviving' hand Communion is:
"We are reviving an ancient Christian practice!" This claim reveals a profound distrust of the traditions passed down thru the ages via the Church. It is hard to distinguish such a jaded notion of God's Providence from that of Protestantism which says that God is either unable or unwilling to teach us reliably via an identifiable, flesh and blood Church.
"We got to get around those mid-Evil days, back to the days when the Christians were just flower children in the catacombs singing Kum-ba-ya!"
Dear opponents, correct me if I am exagerating! Am I not understanding you?
The problem with the depiction above is that it is a lie! What we have now 'revived' isn't even 'hand Communion'! Although a trademark of Protestants has been their insistence on a casual treatment of their Communion bread and wine, what we now have is something Catholics have never, ever practiced prior to the 1970's -- Communion AOW: any-old-way. The ancient quotes below were taken from a South American site, Ad Maiorem Dei Gloriam .
My point in posting them is simple. Even where Communion in the hand was practiced, the Fragments of the Holy Eucharist were always treated with regard and adoration, and these witnesses to Tradition stretch back to the 2nd Century. Now the Holy Crumbs are treated with indifference! Some are munched into chewing gum; some, as noted yesterday, are wiped onto diaper wipes and thrown into the garbage. No one purifies their hands and fingers after Holy Communion except the priest and maybe a rare scrupulous extraordinary Eucharistic minister.
Feel free to get me an exact English translation of the following! Maybe "Lucyna" of NZ, who has a wonderful blog, can help me out with a quote from Bishop Schneider's book....
http://paramayorgloriadedios.blogspot.com/
5 Las opiniónes de los Santos, Padres y Doctores de la Iglesia y de la Beata Teresa de Calcuta
Tertuliano: (160-220) "…cuidamos escrupulosamente que algo del cáliz o del pan pueda caer a tierra" (De corona, 3 PL 2, 99);
San Hipólito (170-235) "… cada uno esté atento... que ningún fragmento caiga y se pierda, porque es el Cuerpo de Cristo que debe ser comido por los fieles y no despreciado" (Trad. Ap. 32.).
Orígenes: (185-254) "Con qué precaución y veneración, cuando recibís el Cuerpo del Señor lo conserváis, de manera que no caiga nada o se pierda algo del don consagrado. Os consideraríais justamente culpables si cayese algo en tierra por negligencia vuestra" (In Exod. Hom., hom. XIII, 3, Migne, PG 12, 391).
El mismo Pablo VI comenta así este último texto: «"Consta que los fieles creían y con razón, QUE PECABAN, según recuerda Orígenes, si, habiendo recibido el cuerpo del Señor, y conservándolo con todo cuidado y veneración, algún fragmento caía por negligencia" (Mysterium Fidei, 32).
San Cirilo: (315-387) "... recíbela cuidando que nada de ella se pierda, porque dime: si alguno te diese unas limaduras de oro ¿no las guardarías con toda diligencia procurando no perder nada de ellas? ¿No procurarás, pues, con mucha más diligencia que no se te caiga ninguna migaja de lo que es más precioso que el oro y las piedras preciosas?").
San Efrén: (306-373) "Comed este pan y no piséis sus migas... una partícula de sus migas puede santificar a miles de miles y es suficiente para dar vida a todos los que la comen" (Serm. in hebd. s., 4, 4).
San Basilio (330-379) afirma claramente que sólo está permitido recibir la Comunión en la mano en tiempos de persecución o, como era el caso de los monjes en el desierto, cuando no hubiera un diácono o un sacerdote que pudiera distribuirla. "No hace falta demostrar que no constituye una falta grave para una persona comulgar con su propia mano en épocas de persecución cuando no hay sacerdote o diácono" (Carta 93). Lo que implica que recibirla en la mano en otras circunstancias, fuera de persecución, será una grave falta.
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